Un grupo de indígenas aymaras asciende a la cumbre de una montaña para implorar por la lluvia ante la sequía que está provocando pérdidas a los pequeños agricultores del altiplano boliviano
“¡Señor por favor, envíanos lluvias!”, rogaba el martes arrodillado sobre un cerro escarpado un líder indígena en aymara, su lengua materna.
Junto a él, un grupo ascendió a la cumbre para pedir por las lluvias que cada vez escasean más en el altiplano boliviano.
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Los indígenas levantaron la manos al cielo y pidieron perdón por sus pecados mientras un pastor evangélico iniciaba una jornada de oraciones en el cerro Inca Pucará, el sitio sagrado de los Incas ubicado cerca de la orilla del lago Titicaca, a unos 90 kilómetros al oeste de La Paz en la frontera con Perú.
“Nosotros creemos que él (Jesucristo) va a hacer ese milagro de hacer llover en cualquier momento… estos son los deseos de nuestra población que esta sufriendo”, dijo a The Associated Press Franklin Chalco, dirigente de la comunidad de Chiquipata.
Las jornadas de oración se han hecho populares en el altiplano, una meseta en medio de la cordillera de los Andes cuyos pobladores temen que no haya suficiente producción de papa, quinua y haba, explicó Chalco, quien a su vez señaló que en la ceremonia se entremezclan ritos evangélicos y católicos con costumbres ancestrales.
“Vamos a continuar hasta que Dios nos bendiga con la lluvia”, agregó la dirigente de mujeres de las regiones rurales de La Paz, Roxana Alejo.
Bolivia es uno de los países que sufre las consecuencias del cambio climático a pesar de sus bajas emisiones contaminantes, lo que se traduce en sequías, heladas, inundaciones y deshielo de glaciares. A ello se suman la deforestación y la contaminación urbana y minera, de acuerdo con estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Los indígenas aseguraron que este año sufrieron heladas en la primavera y sequía debido a un retraso en la llegada de la temporada de lluvias, que el gobierno atribuyó al cambio climático y al fenómeno de La Niña.
La sequía ha afectado a siete de los nueve departamentos de Bolivia por lo que el gobierno del presidente Luis Arce resolvió ayudar a los agricultores con semillas y víveres.
El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, reportó que de más de 300 municipios unos 200 han sido afectados y cerca de 140.000 familias luchan contra la sequía.
La seca aún no llegó al extremo que registró en 2016, cuando la ciudad de La Paz sufrió escasez de agua. Sin embargo, el alcalde Iván Arias ha pedido a la población que haga un uso consciente y sugirió sumarse a la campaña de preservación y reciclaje de agua.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología advirtió que las lluvias llegarán recién en diciembre. La jefa de pronóstico del Servicio, Marisol Portugal, explicó que en noviembre no habrá mucho “aporte de humedad” por lo que “no hay nubosidad y el calentamiento es mayor durante el día”.